En su más reciente informe, remitido al Congreso de los Diputados, se subrayan los peligros asociados a la dependencia energética de España frente al gas ruso. Este documento destaca los desafíos que enfrenta el sector energético, que en el último año sufrió un aumento significativo en el número de ataques cibernéticos y físicos.
El contexto internacional, marcado por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades energéticas de Europa. Este escenario ha generado una creciente preocupación por la necesidad de proteger las infraestructuras críticas en los países europeos. En este sentido, el informe destaca que la dependencia de España del gas ruso ha ido en aumento desde 2019, lo que representa un riesgo geoestratégico de máxima importancia.
Según el documento, en 2024 Argelia se mantuvo como el principal proveedor de gas natural para España, representando un 38,6% de las importaciones, mientras que Rusia escaló al segundo lugar con un 21,3%, superando a Estados Unidos (16,8%) y Nigeria (7,2%). Este incremento en la cuota de Rusia se ha producido a pesar de las sanciones internacionales impuestas tras la invasión de Ucrania. En 2022, Rusia ocupaba la cuarta posición en la lista de proveedores de gas natural, con un 13,1%, muy por detrás de Estados Unidos, que lideraba con un 28,7%.
El informe destaca la «necesidad» de mejorar el conocimiento estratégico del sector energético para proteger las infraestructuras críticas, haciéndolas más resilientes frente a amenazas físicas, cibernéticas e híbridas. Estas amenazas incluyen ciberataques, que representan un riesgo creciente para los servicios esenciales y la confianza pública. Durante 2024, los incidentes de seguridad en el sector energético aumentaron considerablemente, pasando de 11 casos en 2022 y siete en 2023 a 23 en el último año.
Conjuntamente, la industria del transporte ha observado un aumento considerable en los casos reportados, contabilizando 60 incidentes en 2024, comparado con los 23 de 2023 y los 11 de 2022. Estos incidentes comprenden ataques de denegación de servicio distribuidos, ejecutados principalmente por colectivos activistas digitales. Los sectores más perjudicados por estos incidentes fueron el gubernamental, la administración municipal, el energético, las tecnologías de la información y las comunicaciones, así como el financiero. De acuerdo con el reporte, estos cuatro sectores aglutinaron el 80% de los eventos con niveles de gravedad o impacto significativos.
El documento también señala que los ingresos generados por las exportaciones energéticas de Rusia siguen siendo una fuente clave para financiar sus actividades bélicas. En 2024, la Unión Europea pagó a Rusia 23.000 millones de euros por energía, a pesar de las restricciones y esfuerzos por diversificar las fuentes de suministro. Diez estados miembros continuaron importando gas natural ruso, mientras que otros tres adquirieron petróleo y seis más uranio enriquecido o servicios relacionados.
Ante este panorama, el informe resalta la importancia de diversificar las fuentes de suministro energético y reforzar la seguridad de las infraestructuras estratégicas. España, aunque menos expuesta a la crisis energética en comparación con otros países europeos, enfrenta el desafío de reducir su dependencia de un número limitado de proveedores, principalmente Argelia, Rusia y Estados Unidos.